Revisar con lendreras profesionales una vez a la semana a las personas que tengan riesgo de contagio, siempre con el pelo mojado y desenredado.

Diagnosticar de la misma manera (pasando la lendrera) a las personas que hayan tenido contacto de cabeza con cabeza con alguien que haya tenido piojos; o acudir a un centro especializado para que les miren, ya que la de infestación de piojos es una de las más contagiosas que existe.

Evitar compartir cepillos, peines y utensilios de cabeza como gorros, gomas de pelo, diademas …

Llevar el pelo recogido reduce el riesgo, al tener menor superficie de contacto expuesta al contagio este será más difícil.

Usar productos preventivos naturales con aceites esenciales evita el desarrollo masivo de las infestaciones.

Es MUY IMPORTANTE recordar que el uso de un producto químico como los pediculicidas no acaba con las infestaciones si no se retiran los huevos (comúnmente llamadas liendres) al completo. Los piojos han generado resistencia a los pediculicidas y eso hace que sea muy difícil erradicarlos de esta forma.

Recordar que los tratamientos químicos y ciertos remedios de la abuela perjudican gravemente el cuero cabelludo.